Sunday, January 21, 2007

PARASITOS Y PARASITOSIS

EL DESCONOCIMIENTO ES UNO DE LOS FACTORES QUE MAS INCIDEN EN EL DESARROLLO DE ESTAS AFECCIONES

Las enfermedades respiratorias y digestivas, la malnutrición y las parasitosis constituyen, sin lugar a dudas, las patologías que más afectan a los niños en todo el mundo.
Variadas son las causas que provocan este panorama, muchas derivadas de adversas situaciones socioculturales o económicas y otras provenientes de condiciones ecológicas favorables al desarrollo y diseminación de determinadas enfermedades.
Nuestro país no escapa a estas generalidades, aún hoy, pese a los esfuerzos realizados, en todas las provincias.
El niño o el adulto, normalmente contraen estas enfermedades por desconocimiento de los factores que facilitan o predisponen a las mismas.
En el caso de las enfermedades parasitarias, esto se cumple para todas ellas, siendo posible, con el aporte de todos, llegar a erradicarlas algún día de la faz de la tierra.
Por esta razón, haremos una serie muy simple de comentarios referidos a las parasitosis; fundamentalmente las que se presentan en los niños de nuestro país, con miras a la PREVENCION.

Algunas definiciones

· ¿Qué entendemos por parasitosis?: de un modo muy simple, diremos que es la enfermedad que se produce como consecuencia de la presencia y acción nociva de los parásitos sobre las personas o animales.
· ¿Qué entendemos por parásitos? Pues, sencillamente, a aquél que vive a expensas de otro, al que llamaremos hospedador, de otra especie, a quien puede agredir, injuriar, molestar o perjudicar.
· ¿Todos nos podemos enfermar?: Sí, todos estamos expuestos en forma permanente a muchos parásitos que se encuentran en la tierra, el agua, frutas o verduras contaminadas y mal lavadas, alimentos mal cocidos, etc. En ocasiones, los elementos peligrosos o infectantes se hallan en el intestino o heces de perros o gatos, o dentro de la carne del pescado, o en carne de vaca o cerdo, en embutidos crudos, en moscas, mosquitos, vinchucas, etc.
Salvo los mosquitos, que se encuentran en la zona norte de nuestro país, todas las otras posibilidades mencionadas se presentan en todo el territorio (en el caso de las vinchucas, en todo el norte y centro y hasta el Río Colorado) razón por la cual es pertinente hacer una breve referencia a cada caso en particular, ya que aquello de que “ es mejor prevenir que curar”, para el caso de las parasitosis, es totalmente válido.


Estadísticas alarmantes

Si decimos que en el mundo hay 1.200 millones de personas infestadas por Ascaris lumbricoides, o que 200.000.000 presentan Giardia sp, o que 1.500.000 mueren de Paludismo por año: el equivalente a CINCO ciudades del tamaño de BAHIA BLANCA desaparecen de la faz de la tierra por año, y nadie parece enterarse, o que hay 350.000.000 de parasitados por Schistosoma, quizás nos parezca que son números que pertenecen a “otros mundos”, pero, si a modo de ejemplo, mencionamos que, según datos de relevamientos hechos por el autor mostraron que en la sureña ciudad de Bahía Blanca los índices de infestación parasitaria oscilaban entre el 43% en la zona céntrica de la ciudad y el 92% en escuelas de áreas periféricas, que en la provincia de Tucumán, en 1976 encontramos tasas de parasitismo intestinal, solamente, del 66% al 85% con un 30% de personas con más de un parásito (en algunos casos hasta cinco) y que estos números se repiten a lo largo y ancho del país en estudios realizados por diferentes investigadores, lejos de sembrar el miedo en el lector, estimo que nos vemos obligados a efectuar una seria reflexión y replanteo de nuestra tan mentada “calidad de vida” y a los “factores ecológicos” que predisponen o facilitan la diseminación de los parásitos entre los hombres o de los animales a éstos. La información es la mejor prevención.
Muchas veces, la presencia del parásito dentro de nuestro organismo puede no producir molestias, ni dar síntomas ni evidenciar signos, pero, si no se eliminan o se destruyen rápidamente mediante la medicación adecuada prescripta por un médico, seguramente en algún momento se reproducirá, en el caso de que se pueda reproducir dentro de su hospedador, y alcanzará cantidades importantes, produciendo la verdadera enfermedad parasitaria. Además, mientras ello ocurre, podremos, en muchos casos, ser nosotros los que diseminemos el parásito e infestemos a nuestros familiares o amigos.



HIDATIDOSIS: amenaza cercana


Continuando con la difusión de conocimientos concernientes a los parásitos que pueden provocar enfermedad a las personas, un parásito preocupante y no demasiado conocido es el Echinococus granulossus quien provoca en el hombre (y otros animales como las ovejas), una grave enfermedad conocida como HIDATIDOSIS, frecuente en la provincia de buenos Aires y todo el sur Argentino.
Para conocer esta enfermedad comenzaremos describiendo el llamado “ciclo del parásito”, es decir, cómo se va a transmitir esta patología de un hospedador (hombre, vacas, ovejas, etc.) a otro (perro).
En esta parasitosis, el perro (o cualquier otro cánido salvaje: lobo, chacal, etc.) juega un papel muy importante, al igual que sus dueños, ya que éstos pueden infestarlo por falta de conocimiento, y además, ellos mismos ser víctimas de su mal proceder.
Luego del faenamiento de ovejas o vacas, que pueden estar infestadas con este parásito, es común que se tiren a los perros las “achuras” (hígado, pulmón, etc.) crudas, de estos animales parasitados. Es precisamente en estas vísceras donde se aloja el parásito, formando unas “bolsitas” llenas de líquido. Tiene el aspecto de una pelota y cuando se las corta con un cuchillo sale el líquido del interior y son llamados “quistes hidatídicos”. Pueden tener aspecto microscópico hasta el de una naranja o mayor. En su interior, además del líquido, estos quistes contienen numerosas “cabezas” de los que serán, más adelante, los parásitos adultos.
Cuando un perro ingiere estos quistes, esas cabecitas de parásitos, que tiene muchos ganchos, se fijan con ellos a la pared del intestino y comienzan a crecer. Por cada cabecita que exista en el quiste crecerá un parásito adulto (y en cada quiste existen muchas).

BESOS EN EL HOCICO

En el intestino del perro puede haber uno o cientos de estos parásitos, que son como cintitas muy finas, de unos seis milímetros de largo, color blanco y divididos en tres o cuatro segmentos, siendo el último el que está repleto de huevos (unos quinientos). Este último pedazo del parásito es el que se desprende y se rompe dejando en libertad los huevos, que salen con las heces al exterior, contaminando el medio ambiente (tierra, aguas, verduras) y el pelaje de la zona perianal del perrito.
El niño o el adulto, al jugar con su mascota, se contagia, pues el pelo de la zona que rodea el ano del perro está contaminado con estos huevos, como así también el hocico, ya que es común que los perros lleven la boca a la zona perianal para “limpiarse” y allí se contaminan. Luego viene el niño (y muchas veces el adulto) y lo primero que hacen es darle un beso en el hocico de su mascota infestada, pudiendo, en esta maniobra, ingerir los huevos del parásito y así infestarse. También se puede contaminar al jugar en su casa o en el parque o en la plaza, pues es habitual que allí se encuentren heces de perros que pueden estar contaminadas, siendo infestantes aunque estén secas, pues los huevos del parásito son resistentes. Otra forma de contagio se produce al comer verduras crudas o frutas, contaminadas con heces de perros, o en el manipuleo de estas verduras o frutas por parte del quintero, verdulero o por el ama de casa.

Una vez en el hombre: una vez en el intestino del hombre, se disuelve la “cáscara” que lo protege y deja en libertad un embrión muy pequeñito, con ganchos que le sirven para atravesar la musculatura del intestino y llegar al torrente circulatorio y así, como quien se tira por un tobogán de agua llega rápidamente al hígado, pulmón, cerebro o a cualquier otro órgano del cuerpo humano. Una vez allí, queda fijado y comienza acrecer como si fuera un globo que se infla lentamente, en un proceso que lleva varios años, formando así lo que llamamos un “quiste hidatídico” (este proceso, descripto para el hombre, es igual para la vaca, la oveja, etc.).
Imaginemos que el embrión se ha quedado en el hígado, y que en lugar de uno son varios (pues se han ingerido varios huevos del parásito), lo que es muy probable; al cabo de varios años, cada embrión alcanzará un tamaño que va desde el tamaño de una cabeza de alfiler hasta el de una nuez, una naranja o un melón.
No hace falta demasiada explicación científica para darse cuenta que ese hígado (o pulmón, o cerebro, si el embrión se implanta allí) no podrá funcionar adecuadamente, pues está todo ocupado por uno o varios quistes hidatídicos).
¡Qué decir si tan solo uno, aunque diminuto, se encontrase en el cerebro! Lamentablemente, muchos son los niños y adultos de la ciudad y del campo que debieron someterse a intervenciones quirúrgicas importantes para que les extirparan estos quistes hidatídicos.
Los efectos de estos quistes sobre los diferentes órganos son tan obvios, que eximen de hacer más comentarios respecto de sus gravísimas consecuencias.

GRAVES CONSECUENCIAS: Si por algún motivo (golpe, punción, etc.) se rompe alguno de estos quistes dentro del hospedador (niño o adulto), las consecuencias son graves, pues puede fallecer por us shock anafiláctico o, en el mejor de los casos, formarse varios “quistes hijos”, lo que agrava el cuadro, pues no es lo mismo tener un solo quiste que varios.
Como vimos, esta es una parasitosis de grave pronóstico, que se presenta frecuentemente en el sur de la provincia de Buenos Aires y la Patagonia, fundamentalmente, y que es perfectamente evitable. Solamente hay que abstenerse de dar achuras crudas a los perros. La comida del perro debe estar cocida o bien alimentarlo con alimentos para perros.
Cuando en el campo se faenan animales, hay que enterrar profundamente las achuras, en pozos con tapa de cemento, evitando que los perros las coman, o bien cocinarlas antes de dárselas.
Esta no es una enfermedad del campo ni de pueblos pequeños solamente; se puede presentar en las ciudades ya que al adquirir achuras en las canicerías que han escapado al control oficial de bromatología, estos alimentos pueden estar infestados, y si se los damos crudos a nuestros perros, muy probablemente los infestemos, con las graves consecuencias ya señaladas. En la ciudad de Bahía Blanca, he encontrado, en dos oportunidades, quistes hidatídicos en achuras de carnicerías de sectores supuestamente muy bien controladas.

PARA EVITAR LA HIDATIDOSIS:
· No dar de comer carne cruda a los perros, especialmente achuras. Cocinarlas bien.
· Cuando se faenan animales en el campo, proteger el sector con tejido, para que los perros no ingresen, y enterrar profundamente las achuras.
· Evitar que los niños jueguen en las plazas o parques donde haya perros que defequen. Si hay heces de perros hay que tener cuidado por el peligro potencial que ellas encierran. Dar aviso a las autoridades sanitarias de la ciudad para que actúen en consecuencia.
· Educar a los que pasean a los perros por la calle, para evitar que defequen en la vía pública, ya que de esta manera no solamente evitaremos la Hidatidosis sino otras enfermedades que se transmiten por las heces de los perros enfermos.
· Desparasitar adecuadamente a los perros, periódicamente, bajo control veterinario. Una desparasitación adecuada y oportuna puede salvar una vida humana.
· Lavar adecuadamente las verduras y frutas antes de consumirlas, especialmente las que se comen crudas.




¡CUIDADO CON EL PERRO!!!

En notas anteriores hemos señalado que algunos parásitos, tales como el Echinococus granulossus, agente productor de la Hidatidosis, cierran un ciclo de vida entre el perro y las ovejas o vacas y con el hombre; otro caso sería el de Trichinella spiralis, agente de la Triquinosis o Trichinellosis, que pasa de la rata al cerdo y de éste al hombre; o bien el caso de las Tenias grandes, que pasan del hombre al ganado bovino o porcino y de éstos nuevamente al hombre. Todas estas parasitosis son conocidas como ZOONOSIS: pasaje de enfermedades e infecciones de animales entre sí y/o entre éstos y el hombre o viceversa.
Hoy desarrollaremos brevemente una enfermedad que con frecuencia, lamentablemente, se presenta en prácticamente todas las comunidades, atacando preferentemente a los niños; se trata de la TOXOCARIOSIS.
Es posible que muchos de nosotros hayamos observado que los perritos, pocos días después de su nacimiento, eliminen, con la materia fecal, y luego de la administración de algún antiparasitario, pequeños “gusanos” de varios centímetros de largo, como si fueran lombrices de la tierra, pero más blancos. ¿Cómo se enfermaron si nunca salieron de su casa?. Lo que ocurrió es que la perra madre era la que estaba parasitada por la ingestión de los huevos de este parásito que estaban contaminando el suelo. Los huevos de Toxocara (así se llama este parásito) contienen en su interior un embrión que cuando madura da lugar a una larva. Cuando el perro ingiere estos huevos, una vez en el intestino, se produce la liberación de estas larvas, las que comienzan a “migrar” por distintas vísceras para enquistarse. En el perro macho todo termina allí, con las larvas en estos órganos, pero en la perra hembra, al momento de la gestación, estas larvas se “despiertan” y continúan su migración y es allí donde atraviesan la placenta, llagan al feto y se dirigen al intestino de éste para continuar creciendo hasta hacerse adultos. Es por ello que cuando el perrito nace ya puede tener estos gusanos, adultos y grandes en el intestino. Estos gusanos crecerán y pondrán huevos que contaminarán el medio ambiente, facilitando de esta manera la diseminación de la enfermedad. Por esta razón, los cachorritos, antes del mes de vida, deberán ser desparasitados, para evitar la maduración de los gusanos en el intestino y la posterior postura de huevos que contaminan el medio, especialmente los lugares de juego de nuestros niños.
Los niños (y también los adultos) con sus manos contaminadas con tierra que contienen los huevos del Toxocara, al igual que los perros adultos, se podrán infestar, adquiriendo una Toxocariosis, cuya gravedad depende no solamente del número de huevos ingeridos, sino del órgano que invadan las larvas “migrantes” que contenían los huevos. Al igual que en el perro, estas larvas invadirán diferentes órganos, provocando cuadros graves si van al ojo o al cerebro, o si se trata de un paciente muy sensible, pudiendo haber compromiso pulmonar. Si bien generalmente es benigno, la posibilidad de invasión de la larva al ojo se puede correlacionar con la pérdida de la visión, siendo también grave si se va al cerebro.
En la ciudad de Buenos Aires según estudios efectuados, el 33% de la población ha estado en contacto con huevos de este parásito; similares porcentajes se han encontrado en otras ciudades de nuestro país, lo que estaría señalando el grave peligro que encierran las heces de perros en la vía pública y muy especialmente en los parques, paseos y lugares de recreación de los niños, donde con frecuencia podremos observar a los perros defecando en estos sitios, y lo que es más grave, con la mirada complaciente de sus dueños. Además del Toxocara del perro (T. canis) existe un Toxocara del gato(T. cati), con similar ciclo e importancia que el descripto.

PROFILAXIS
· Desparasitar al perro antes del mes de nacido.
· Evitar la proliferación de perros en la vía pública, especialmente cachorros.
· Educar a los dueños de mascotas (perros y 7 o gatos para que eviten sacar a los mismos a defecar en la vía pública (veredas, parques, plazas, etc.) ya que ello encierra una potencial fuente de infestación para otros perros y para el hombre (hidatidosis, toxocariosis),
Es importante que esta educación para la salud sea apoyada a través de los municipios, las sociedades protectoras de animales, entidades estatales o privadas, medios de prensa y centros ecologistas, ya que al proteger la contaminación del medio ambiente lograrán una mejora en la calidad de vida de la población.


LOS GUSANOS

Ascaris lumbricoides: este gusano redondo, parecido a una lombríz de tierra (de allí el nombre de lumbricoides), mide aproximadamente entre 15 a 35 centímetros, con un diámetro de 2 a 4 milímetros y es de color blanquecino o rosado.
Produce una enfermedad conocida como ASCARIOSIS y se lo puede encontrar en los intestinos de las personas (especialmente niños) y si la cantidad es grande, puede producir una grave obstrucción intestinal que lleva al paciente a la cirugía, ya que se forman verdaderos “ovillos” de estos gusanos que obstruyen totalmente el intestino. También pueden ascender y entrar en los canalículos biliares en hígado, donde producirán una obstrucción de los mismos. Es muy peligroso administrar antiparasitarios, especialmente en los niños, sin averiguar primero la carga parasitaria (cantidad aproximada de parásitos que tiene en su intestino) y que debe realizar un Bioquímico especializado en Parasitología. Si administramos un antiparasitario para que “salgan” o se “eliminen” los Ascaris que tiene un niño en su intestino, el resultado no será igual si existen pocos ejemplares o si son muchos, ya que en este último caso se puede obstruir el intestino por la presencia de estos Ascaris muertos que formarán un ovillo muy difícil de eliminar, favoreciendo además infecciones secundarias. La única solución, en este caso, será la quirúrgica, con las obvias consecuencias y que nadie desea para su hijo. Luego de realizado el diagnóstico del laboratorio, confirmando la presencia de estos gusanos e indicando la cantidad que hay, es el médico el que decidirá el tratamiento.
En la ciudad de Bahía Blanca, a modo de ejemplo, el porcentaje de esta parasitosis entre niños de edad escolar y de zonas periféricas oscila entre el 2% y el 9%, dependiendo el sector.
Al ser éste un parásito que con sus huevos contamina el suelo, donde haya un infestado y las condiciones higiénicas no sean las ideales (villas de emergencia, comunidades cerradas de niños, letrinas de uso común, etc.) seguramente los porcentajes de infestación serán mayores.
De esto se deduce la profilaxis: los huevos en la tierra infestarán a nuevas personas (o a la misma nuevamente) razón por la cual hay que evitar la ingesta de ellos, lo que puede ocurrir cuando no se lavan las manos antes de comer, cuando no se combaten las moscas que en sus patas pueden llevar los huevos de cualquier parásito y al posarse sobre los alimentos los contaminan, al igual que las cucarachas; lavar bien las verduras y frutas, consumir agua potable y no defecar en cualquier lugar.

Oxyurus vermicularis: Los Oxyurus son pequeños gusanitos de aproximadamente un centímetro de largo, color blanquecino, que muchos niños tienen en la porción perianal.
Este parásito se encuentra en el intestino grueso, y por las noches, la hembra sale a la zona perianal a colocar los huevos (hasta 11.000 cada una) para que, con la humedad y temperatura de esa zona, mientras el niño (o adulto) está durmiendo, maduren en pocas horas y puedan infestar a otras personas o al mismo paciente.
Al día siguiente, cuando la persona se levanta, estos huevos caen a la ropa interior, ropa de cama, suelo, etc., contaminando totalmente el medio ambiente. Como ya están maduros, cualquier persona que los ingiera se contagia, padeciendo luego la enfermedad y posteriormente diseminar los elementos infestantes que son los huevos. Además, al rascarse la cola, especialmente los niños, contamina sus manos y por debajo de las uñas, favoreciendo aún más la diseminación.
Por esta razón, cuando en una casa hay uno de los miembros parasitado con este gusano, o sea que padece una Oxiurosis, es muy probable que toda la familia esté infestada, aunque en distinto grado, razón por la cual, siempre que se detecte un enfermo de oxiurosis en una casa, hay que tratar a toda la familia, desde el que está enfermo hasta los padres, hermanos, mucama y demás convivientes, ya que todos pueden estar infestados, aunque sin manifestar síntomas.
Los huevos de estos parásitos son muy livianos, y cuando se sacuden las sábanas, por ejemplo, de un niño parasitado, los huevos quedan como flotando en el aire y son aspirados por la persona que está haciendo la cama o por cualquiera que esté cerca.
Por esta razón, siempre que se detecte algún miembro de la familia con esta parasitosis, toda la familia deberá ser tratada con la medicación correspondiente, prescripta por un médico.
Esta es una enfermedad muy frecuente en todas las comunidades, siendo su frecuencia en Bahía Blanca entre el 10% y el 60%, dependiendo el sector estudiado. Es muy frecuente en las guarderías, donde, por su fácil contagio, es muy probable que los niños la adquieran.

SINTOMAS MÁS FRECUENTES:
· Picazón de la nariz, cola y/o vulva, predominantemente nocturna.
· Nerviosismo y trastornos del sueño.
· En el intestino puede provocar cuadros apendiculares, que en algunos casos llevan a que deba extirparse el apéndice al niño.
· Bruxismo (rechinar de dientes) frecuente mientras el niño duerme. Todos estos padecimientos nocturnos que hacen que el niño duerma mal y nervioso, se reflejan al día siguiente, ya que un niño que ha dormido mal no rendirá bien en sus actividades habituales (escuela, etc.).
Por las noches el padecimiento se reanuda, ya que, como lo señaláramos precedentemente, la hembra sale de noche a poner sus huevos en la zona perianal y es ella la que provoca todas estas molestias.
Día tras día, como una bola de nieve, estos sufrimientos se agravan, generando un cuadro poco agradable psicológicamente, razón por la que hay que consultar al médico.
Si la mamá encontrase en la ropa interior o en la zona perianal o vulvar de su hijo/a un gusanito blanco, de un centímetro de largo, debe colocarlo en un frasquito con un poco de agua y llevarlo al bioquímico, para que diagnostique y luego, con el resultado del análisis, consultar al médico para que prescriba la medicación adecuada. No administre cualquier medicamento a su hijo.

PROFILAXIS:

· Consultar al médico ante el hallazgo de pequeños gusanitos blanquecinos en la ropa de su hijo, o en la propia.
· Efectuar el diagnóstico de laboratorio pertinente, a fin de evitar tratamientos inadecuados o innecesarios, que pueden dañar la salud de su hijo o la propia. Recuerde que su hijo no es un perrito al que hay que desparasitar periódicamente.
· Lavarse las manos y uñas luego de defecar y antes de comer.
· Mantener las instalaciones sanitarias en perfecto estado de higiene, utilizando para ello agua con lavandina diluida, como habitualmente se aconseja para evitar el cólera.
· Evitar la defecación en cualquier lado. Los huevos resisten las inclemencias del tiempo.
· Evitar sacudir la ropa de cama y levantar polvo al limpiar. Utilice paños ligeramente húmedos para la limpieza de muebles y pisos. Deje que el sol entre en su casa, ya que es el peor enemigo para estos parásitos.
· Planche la ropa interior una vez lavada, pues el calor de la plancha destruirá los huevos que hubieren quedado adheridos a la misma.
· Lavar muy bien verduras y frutas, especialmente si se consumen crudas.


LOS MAS CHIQUITOS

Giardia lamblia: este parásito microscópico, unicelular, produce una muy frecuente parasitosis llamada GIARDIOSIS, conocida mundialmente como “parásitosis de las guarderías”. Se lo encuentra en el intestino de niños y adultos.
El cuadro clínico es variable, pudiendo ir desde el asintomático hasta el que presenta cólicos periumbilicales recidivantes, diarreas agudas periódicas, anorexia (pérdida de apetito) prurito nasal, dolores de cabeza, nerviosismo, o, en casos más severos, el intestino podría estar virtualmente “tapizado” por estos parásitos, que impedirían una buena absorción de nutrientes, con las obvias consecuencias sobre el estado nutricional del enfermo.
Si bien no es mortal, la calidad de vida del niño está muy afectada.
Es fácilmente tratable con medicación adecuada, prescripta por el médico, previo a un diagnóstico de certeza efectuado por el parasitólogo del laboratorio de análisis clínicos.
Se contagia por vía oral, al ingerir los estados resistentes del parásito, llamados quistes, los que una vez en el intestino “liberan” el microorganismo, el que rápidamente se reproducirá, produciendo miles de descendientes, los que a su vez se multiplicarán indefinidamente, permitiendo de esta manera una gran cantidad de parásitos que obviamente producirán una Giardiosis, en forma progresiva, a medida que aumenta el número.
Para evitar esta parasitosis hay que lavarse las manos antes de comer, no ingerir alimentos crudos que no estén bien lavados con agua potable, exigir en los lugares donde se cuidan niños (guarderías, jardines maternales, etc) que el personal encargado de la higiene de los niños use guantes descartables (tipo manoplas de polietileno bastante económicas) para cambiar los pañales o higienizar a los chicos luego de que defequen, al igual que para limpiar los recipientes usados para recolectar la materia fecal. Para la limpieza de estos elementos se debe utilizar lavandina al 10% aproximadamente.
También debemos exigir el uso de estas manoplas descartables en las verdulerías, panaderías, rotiserías y otros lugares de expendio de alimentos, ya que el manoseo de estos víveres por personal contaminado podría ser una forma de contagio para el consumidor. Lo correcto sería, además, que este personal que manipula alimentos se efectuara los controles sanitarios, que incluyan exámenes parasitológicos de materia fecal, por lo menos una vez a año. Deberá respetarse lo expresado precedentemente, en forma muy especial con las frutas, que muchas veces no se lavan antes de ser consumidas, pensando en que las “cáscaras no se comen”, pero éstas pueden ser las que transportan los elementos infestantes hasta la mano de la próxima víctima. Las moscas, a través de sus patas, también pueden ser transmisoras.
Los perros, al ser ellos mismos portadores del parásito, en su intestino, pueden transmitir la enfermedad a sus dueños, debiéndose tener cuidado con los lugares públicos contaminados con heces de perros, los que lamentablemente, en algunas ciudades, cada vez son mayores.


Las Amebas

Son también organismos unicelulares, microscópicos, con movilidad propia, que se pueden encontrar en el aparato digestivo de las personas, siendo la llamada Entamoeba histolytica la más patógena, ya que no solo produce lesiones en el intestino, sino que desde allí puede pasar al hígado, pulmón, cerebro, etc, donde producirá graves abscesos.
En el intestino pueden producir úlceras sangrantes y la materia fecal contendrá mucus y sangre.
Si bien en nuestro medio es poco frecuente, la posibilidad de que alguien pueda albergar el parásito sin tener síntomas (portador asintomático) o con pocos síntomas, existe, siendo frecuente observarlo en vendedores ambulantes provenientes de zonas muy parasitadas, los que pueden transformarse en diseminadores de los quistes de estos parásitos que son los que infectarán a otras personas, o bien, al defecar a cielo abierto pueden contaminar el suelo u el agua o verduras que allí se desarrollan, y si se infecta un niño mal o desnutrido, puede producirle una severa infección amebiana.
Es frecuente en zonas cálidas de nuestro país y el resto de Latinoamérica. En Méjico constituye un verdadero problema de salud pública.
Existe otra “ameba” mucho menos agresiva que la anterior, la llamada Entamoeba coli, la cual provoca trastornos intestinales leves, no produce lesiones en el intestino, no invade tejidos y simplemente nos estaría señalando contaminación del agua o de los alimentos del portador. Es conveniente tratarla.
Todo lo dicho para evitar la infección por Giardia, es válido para las “amebas” y para cualquier otra parasitosis.


Las Tenias:

Las Tenias son gusanos planos, acintados y que pueden medir desde pocos centímetros hasta varios metros (8 a 10). Las Tenias grandes, tienen una “cabeza” muy pequeña, del tamaño de la cabeza de un alfiler, la cual se fija a la pared del intestino a través de ventosas, como sopapas o por sus ganchos, y a partir de esa cabeza comienza a crecer su cuerpo acintado, semicortado (como el troquelado del papel para computación) donde cada segmento puede medir, en estas Tenias grandes, hasta uno o dos centímetros de largo.
Las Tenias llamadas “grandes” del hombre son: Taenia solium (la llamada solitaria) y Taenia saginata, las que miden varios metros de largo. Ambas se encuentran en el intestino de niños o adultos, produciendo alguno de los siguientes síntomas: cefaleas, anorexia, nerviosismo, perturbaciones del sueño, etc.
Por la materia fecal de la persona infestada se pueden eliminar “pedacitos” del parásito, que contienen en su interior miles de huevos, que son capaces de infestar el lugar a donde caen: tierra, agua, verduras, etc. En el caso de Taenia saginata, los pedacitos, llamados proglótides, del parásito, pueden salir solos por el ano y, de esta manera una persona puede encontrarlos en su ropa interior por la mañana, al levantarse, o bien, al estar cómodamente sentada en su casa, o hablando con otra persona, sentir una desagradable sensación cuando estos pedacitos (proglótides) del parásito atraviesan el esfínter anal. Estas situaciones son las que llevan al paciente a la consulta médica o psicológica.
Cada proglótide contiene en su interior hasta 100.000 huevos de Tenia, y de a uno o en grupos, estos proglótides salen al exterior contaminando el medio ambiente.
De esta manera, especialmente en el ambiente rural, puede producirse un foco de transmisión, infestando a las vacas en el caso de T. saginata y cerdos en el caso de T. solium. En estos animales, el huevo, una vez en su intestino, rompe su cáscara por acción de los jugos digestivos y el embrión que había en su interior se activa y se dirige a la musculatura de estos animales, quedando en los músculos formando una pequeña larva que se llama cisticerco.
Cuando la carne de alguno de estos animales es consumida cruda o mal cocida, por el humano, el parásito que está en esa carne, pasa al intestino y allí se transforma en una Tenia adulta, que obviamente le cambiará la vida a esa persona, no solo desde el punto de vista físico sino también desde el psicológico.
En el caso que la infestación del hombre se hubiese producido por T. solium (la tenia del cerdo), algún familiar o allegado, o el propio enfermo, o el médico o el bioquímico, podrían infestarse con los huevos de estas Tenias y en ellos, la infestación con los huevos produciría una Cisticercosis, enfermedad grave que generalmente afecta la vista y/o el cerebro, produciendo la llamada oftalmocisticercosis o la neurocisticercosis. En las guarderías, las personas que cuidan a los niños, cuando los cambian, podrían infestarse al igual que las mamás. Esto es particularmente grave. Esta larva, que mide algunos milímetros, alojada en el ojo o en el cerebro producirá lesiones que son riesgosas.
Por lo expuesto, no está de más recordar la conveniencia de consumir carnes de vaca y cerdo bien cocidas y no defecar en otro lugar que no sea un baño. En caso de necesidad, enterrar profundamente la materia fecal, para evitar que los animales puedan tener contacto con ellas. Las personas que manipulan alimentos deberían efectuarse análisis de materia fecal anualmente a fin de descartar alguna de estas parasitosis, ya que ellos son una demostrada e importante fuente de diseminación. Para el caso de las Teniosis, la contaminación de los alimentos con los huevos del parásito revisten una gravísima importancia. De esta manera se cortará la cadena de transmisión de la enfermedad y así se mejorará nuestra calidad de vida y la de nuestro prójimo.


TRIQUINOSIS o TRICHINELLOSIS



La TRIQUINOSIS o TRICHINELLOSIS, es una enfermedad parasitaria, producida por un parásito llamado Trichinella spiralis. Este parásito es un gusanito (Helminto) que cuando es adulto mide aproximadamente entre 3 y 5 mm de largo y cuando es joven, o sea el estadío de larva, está enrollado formando una especie de espiral (por ello se llama “spiralis”), son de menor tamaño (0,5 a 1 mm) y se encuentran en los músculos estriados de los animales como el cerdo, ratas, jabalí, puma, morsa, foca, oso polar, avestruz, armadillo, gato montés, perro, gato, león, leopardo, zorro, peludo, etc.
Cuando un animal o el hombre comen carne cruda que contiene la larva de este parásito, luego de que el alimento es digerido en el intestino, la larva que estaba enquistada en el músculo, queda en libertad y pasa al intestino donde crece y se hace adulta. Aquí, cuando son grandes (adultas) copulan, el macho es eliminado por la materia fecal y la hembra se introduce en el intestino y luego de unos días comienza a liberar larvas hijas, las que son arrastradas por la sangre y llevadas a los diferentes músculos, donde se enquistan y esperan hasta que venga otro animal y se coma a éste que está infestado. De esta manera se cierra el ciclo y la enfermedad se propaga. Los músculos preferidos por las larvas, para enquistarse son: diafragma, intercostales, maseteros y basa de la lengua, aunque cualquier músculo estriado puede estar infestado.
SINTOMAS: los síntomas, cuando los adultos están en el intestino son diarrea, pero cuando las larvas comienzan a migrar y viajan hasta enquistarse en los músculos, hay dolor muscular (como una gripe) edemas en la cara y un poco de fiebre, los que serán más intensos cuanto más importante sea la cantidad de larvas ingeridas; estos dolores comienzan aproximadamente entre los siete y los quince días luego de que la persona comió el alimento contaminado. En el hombre, las larvas quedan siempre en los músculos, hasta que se mueren, lo que ocurre varios años después. En los animales, salvo que éste se muera, pasa lo mismo. Cuando se muere el animal, si no es comido crudo por otro, las larvas mueren a los treinta días. En otros casos, cuando por canivalismo un animal se come e otro (ejemplo cerdo que come a una rata o ratas que se comen entre ellas, etc.) se cierra el ciclo al pasar las larvas al intestino del nuevo hospedador.
TRATAMIENTO: si bien los gusanos y las larvas se pueden matar con antiparasitarios (antihelmínticos), como estas últimas están dentro de las células musculares “enquistadas” , el antiparasitario es muy poco efectivo.
COMPLICACIONES: en casos de personas obesas, hipertensas o alérgicas, puede haber complicaciones que los llevan a la muerte, aunque son pocos los casos.
EPIDEMIOLOGIA: la provincia de Buenos Aires es un área endémica, es decir que permanentemente hay casos de Triquinosis en cerdos y en humanos. En la Provincia de Buenos Aires, entre 1990 y 2000 hubo 3100 casos registrados, siendo el total, para toda Argentina, de 5200. En Bahía Blanca, hace unos años hubo muchos casos, llegando a 400 en 1997, donde murió uno de los enfermos. En el año 2002 hubo 100 casos nuevos en esta ciudad. Es una ciudad donde hay que tener cuidado de no infestarse.
Nos podemos infestar por el consumo de carne poco cocida o cruda de alguno de los animales infestados, especialmente el cerdo, el que se infesta por comer ratas u otros cerdos infestados. Por ello es importante que sean eliminados los chiqueros en malas condiciones higiénicas, evitar que los cerdos se alimenten con ratas o desperdicios de alimentos (los que pueden estar contaminados) y alimentar al cerdo con alimentos balanceados de buena calidad. Hay que mantener al cerdo en lugares donde le sea imposible comer algún animal infestado.
El hombre también se puede enfermar por consumir embutidos crudos (salames, bondiola, jamón crudo, jamón o lomo de cerdo ahumado, etc). Si consumimos embutidos o carnes bien cocidas, no hay inconvenientes. Para matar a la larva que está en el músculo, se necesita que la carne llegue a 65 grados, por lo menos.
Es importante consumir embutidos crudos que estén analizados por profesionales competentes (veterinarios, bioquímicos) para asegurarnos que no tienen el parásito. No debemos consumir embutidos caseros, o si lo hacemos debemos asegurarnos que la carne con la cual fueron hechos fue analizada por los profesionales mencionados, para saber si tenían o no el parásito.
ANALISIS DE LA CARNE: para saber si la carne tiene o no el parásito, debe ser analizada, tratando de ver si en ella hay o no larvas de este gusanito. Los profesionales que lo hacen son los veterinarios o los bioquímicos.

En resumen, la prevención pasa por:

· NO CONSUMIR EMBUTIDOS CRUDOS: jamón crudo, cahorizos, longaniza, etc.
· NO CONSUMIR CARNE DE CERDO (o jabalí) MAL COCIDA. Asegurarse que el asado de cerdo y chorizos de cerdo estén MUY BIEN COCIDOS.
· El consumo de embutidos cocidos (jamón cocido) no reviste peligro.
· Si tiene alguno de estos síntomas: dolores musculares (tipo gripe), edemas en los ojos y cara, cefaleas, fiebre, fatiga muscular, consultar con un médico.
· Si en la familia hay alguien con Triquinosis, se recomienda investigar al resto de los integrantes. Trate de individualizar el alimento sospechoso y llévelo a que lo analicen en un Laboratorio.
· Siempre los signos y síntomas están precedidos por la ingesta de algún chacinado o embutido crudo entre los cinco y los quince días anteriores.
· Si usted no consumió carnes o embutidos peligrosos, no se preocupe.
Ante cualquier duda consulte con su médico.

· ¿Cuáles son los animales que se han encontrado infestados con el parásito?
Cerdo, rata, jabalí, oso polar, puma, foca, morsa, avestrúz, armadillo, gato montés, perro, gato, ave de presa, ballena blanca, león, leopardo, zorro, chacal, peludo.

· ¿Cómo se infesta el cerdo?
El cerdo se infesta cuando es alimentado con desperdicios contaminados con el parásito, cuando comen ratas infestadas, o cuando comen partes de otros cerdos contaminados. La responsable del mantenimiento del ciclo en la naturaleza es la RATA. Una rata muerta puede contagiar la enfermedad aún después de cuatro meses de haber muerto.

· ¿Cuál es la vitalidad o resistencia del parásito?
Un 15% de los parásitos RESISTE en el microondas.
A 63 grados de temperatura se muere.
No es afectado por la salazón ni por el ahumado.
En freezer, a menos 19 grados centígrados, se muere en seis días.

· Para RECORDAR:

NO CONSUMIR CHACINADOS CRUDOS, SALADOS O AHUMADOS.
NO COMPRE DERIVADOS DE CERDO SIN CONTROL BROMATOLOGICO.
(No compre, ni consuma embutidos crudos comprados en la calle o en la ruta).
No realice faenamiento de cerdos sin tener la posibilidad de que se efectúen los análisis correspondientes, realizados por profesional competente.
No críe cerdos en su domicilio. Si tiene conocimiento de la existencia de chiqueros en malas condiciones, avise a la Municipalidad. No alimente cerdos con basura y evite que en los chiqueros existan ratas. Mantener chiqueros limpios. Estas deben ser recomendaciones para difundir.

SI CONSUME CARNE DE CERDO, COCÍNELA BIEN, POR FUERA Y POR DENTRO. EVITE COMER "CARNE JUGOSA"


· Recordemos algunos de los SINTOMAS y SIGNOS DE LA TRIQUINOSIS:

- A las 24 a 48 horas de haber ingerido el alimento infestado, puede haber: náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal.

- A partir del quinto día y por veinte a treinta días, cuando las larvas de este gusano están invadiendo los músculos, habrá: dolor de cabeza, edema de los párpados y la cara, fiebre, DOLORES MUSCULARES, Mialgias (tipo gripe), dificultad para respirar.

Si cree que padece la enfermedad, consulte a su médico, y si le quedó parte del alimento sospechoso llévelo a un laboratorio para que lo analicen.




ENFERMEDAD DE CHAGAS MAZZA

La enfermedad de Chagas Mazza es una parasitosis producida por el Trypanosoma cruzi, un pequeño parásito unicelular que es transmitido, de persona a persona o de los animales al hombre, por el Triatoma infestans, vulgarmente conocido en Argentina con el nombre de VINCHUCA.
Este parásito se encuentra en la sangre o en los tejidos del hombre y mamíferos domésticos como el perro, gato, etc. Cuando una vinchuca lo pica y le chupa la sangre, ingiere los parásitos y de esta manera se infecta. A partir de allí, luego de transcurrido un cierto tiempo en el que los parásitos se multiplican en su intestino, la vinchuca ya está en condiciones de transmitir la enfermedad, de por vida. Cuando ahora pica a otra persona, al hacerlo defeca en el lugar donde está posada (generalmente la cara, los párpados). Con las deposiciones de la vinchuca salen los parásitos. Cuando la persona, por la picazón producida por la picadura, se rasca, inyecta los parásitos a través de pequeñas excoriaciones que realiza, por el rascado, en la piel. Una vez que han ingresado en el hospedador, los parásitos van al torrente circulatorio para llegar finalmente a alguna célula; allí penetran y en ella se multiplican, luego la célula se rompe y quedan en libertad miles de parásitos que invaden nuevas células para multiplicarse y así se repite este ciclo muchas veces, aumentando de esta manera la cantidad de parásitos, los que finalmente podrán desencadenar patología chagásica.
Las patologías pueden ser: un chagas agudo o la enfermedad crónica con formas cardíacas, digestivas y/o neurológica. Todas son graves.
La formas más frecuentes en que se puede transmitir la enfermedad son: por la picadura de una vinchuca infectada (si la vinchuca no está infectada no hay parasitosis), de la madre al hijo (vía transplacentaria o por la leche materna), por transplantes o por transfusiones sanguíneas.
Esta enfermedad es endémica de nuestro país y zonas limítrofes como Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile, entre otros.
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350.000 habitantes, Buenos Aires, Argentina
Profesor Asociado Ordinario, por concurso, a cargo de la Cátedra de Parasitologìa Clìnica y Director de la Especialización en Bioquímica Clínica, Area Parasitología (Acreditada por CONEAU),(Universidad Nacional del Sur, Argentina). Doctor en Bioquímica (Universidad Nacional del Sur, Argentina). Master en Enfermedades Parasitarias (Universidad de Valencia, España). Especialista en Parasitología (Consultor): Asociación Bioquímica Argentina (ABA). Bioquímico (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina) Presidente de la ASOCIACION PARASITOLOGICA ARGENTINA (2009-2012) Dirección: Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia, Universidad Nacional del Sur. San Juan 670 (8000) BAHIA BLANCA (Provincia de Buenos Aires) ARGENTINA E-mail: rcosta@uns.edu.ar